Un subinspector de la Guardia Urbana de Barcelona será juzgado por difundir imágenes sexuales de su expareja como venganza por romper con él. A pesar de la denuncia, él fue ascendiendo hasta dos veces y ella fue escondiéndose y sufriendo las consecuencias sociales y laborales de la publicación de esas imágenes. Ahora se verá el caso en el juzgado, pero laboralmente el delito parece haber tenido premio. Esa forma de violencia machista no parece haber sido identificada por los miembros del cuerpo policial que favorecieron la promoción del presunto agresor y que incluso pidieron a la víctima que no siguiera con su denuncia. Es sorprendente que quienes tienen encargada la protección de las víctimas, también ante estos delitos, no utilicen los protocolos dentro de casa. Sería una buena noticia que precisamente los cuerpos policiales encargados de proteger a las ciudadanas y los ciudadanos fueran especialmente cuidadosos internamente y no dejaran pasar ni una.
(La Vanguardia)